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El agustino recoleto Aníbal Saldaña es ordenado obispo en la catedral de Bocas del Toro

En la homilía Mons. Giambattista Diquatro destacó la figura del buen pastor. Dios fue el Pastor de Israel y en Cristo, Buen Pastor, Dios y el hombre se encuentran. “Cristo Resucitado llama por su palabra a participar en la iglesia, él es el Pastor, pastor viviente en los apóstoles y sus sucesores, y cuyo espíritu induce a la verdad completa para dar vida y contagiar ese don”. Le dijo al nuevo obispo que “Dios entró en su vida desde que recibió las aguas del bautismo y que ahora le dice que apaciente sus ovejas, que invite a la fe y ame a su grey”.

Le pidió que así como él ha respondido al Buen Pastor enseñe a los discípulos a decir sí, que se ofrezca al pueblo que le espera como pastor. “La iglesia de Bocas te acoge como su pastor y te espera. La iglesia de Bocas debe acoger también a su pastor con el don del amor, que ame en su pastor al Buen Pastor que da la vida por sus ovejas”. El Nuncio concluyó invitando al nuevo obispo a hacer suyas las palabras de san Agustín: “Deseo conocerme y conocerte, actuar por amor a Ti, y no a mí, renunciar a mí para seguirte, desconfiar de mi para confiar en Ti, ser pobre por Ti para gozar de Ti eternamente”.

Una Iglesia viva que ofrece vida y esperanza

El nuevo obispo prelado de Bocas del Toro, monseñor Aníbal Saldaña, hizo una breve alocución antes de concluir la celebración en la que manifestó su alegría por encontrarse con una Iglesia viva, “comprometida con los valores del Evangelio, sobre todo con el primero y fundamental: la vida, una vida digna de seres humanos que no sea patrimonio de unos pocos, sino gozo común de todos”.

Se dirigió al pueblo ngobe-bugle y naso manifestando su alegría porque “la Iglesia ofrece a estos pueblos sometidos a la marginación y exclusión una palabra liberadora, de vida y esperanza: la Palabra de Dios, que en Jesús, se ha hecha palabra humana, cercana y amiga, que además de consolar, salva”.

En nuevo obispo saludó en inglés a la población angloparlante de Bocas. “Sus antepasados llegados, muchos de ellos de la islas caribeñas de habla inglesa, se incorporaron a la vida nacional, mucho antes del nacimiento de la República. Sus raíces afroantillanas son orgullo de Bocas y de Panamá. A los católicos, y los hermanos de otras denominaciones religiosas, quiero decirles que, éste su servidor, les acoge en el amor de Cristo. Estoy seguro que desde Bocas, a través del diálogo ecuménico, podremos entre todos, avanzar en el camino de la unidad deseada ardientemente por Cristo”.

El nuevo obispo de la Prelatura del Bocas del Toro agradeció la labor de su antecesor monseñor Agustín Ganuza de quien recibe “una Iglesia viva, con conciencia misionera, que afronta el desafío de la inculturación del Evangelio en los pueblos ngobe- buglé y naso”.

Emotiva despedida de monseñor Ganuza

Después de casi cuarenta años de presencia en Bocas del Toro monseñor José Agustín Ganuza se despidió con emotivas palabras de la prelatura. “Ustedes, hermanos bocatoreños, me han cautivado, a lo largo de tantos años de convivencia. Me han cautivado con su acogida generosa, su comprensión y su ayuda, con su colaboración, con su modo de querer. Por eso, ahora tengo que pedirles que, por favor, me descautiven. Que me liberen; para que en esta tarde pueda marcharme tranquilo y en paz con todos. Como yo también los he querido y los quiero, pueden estar seguros de que, usando expresiones de la Sagrada Escritura, los tendré siempre presentes, que los llevaré como un tatuaje en mi brazo, como una impronta en mi corazón”.

Multitud de fieles en la celebración

Acudieron a la celebración numerosos fieles de las parroquias de Bocas, Changuinola, Almirante y Kankintú que llenaron completamente la catedral. La celebración litúrgica se desarrolló según lo indicado en el ritual y concluyó con la eucaristía. Como en las grandes fiestas el canto, las ofrendas y los muchos aplausos facilitaron la participación festiva de la gente en la ordenación episcopal.

Presidió la celebración como obispo consagrante principal Mons. Giambattista Diquattro, Nuncio apostólico de su Santidad en Panamá, acompañado en la sede por Mons. Agustín Ganuza, obispo dimisionario de la prelatura y Mons. José Luís Lacunza, presidente de la conferencia episcopal panameña, ambos agustinos recoletos. Les acompañaban otros ocho obispos agustinos recoletos: tres de Colombia, Alejandro Castaño, Olavio López y Héctor Javier Pizarro; uno de Costa Rica, Ángel San Casimiro; dos de Perú, Emiliano Cisneros y Fortunato Pablo; y uno de Guatemala, Mario Molina. También concelebraron seis obispos panameños: Pablo Varela, Oscar M. Brown, José Domingo Ulloa, Uriah Asley, Fernando Torres y Audilio Aguilar.

Participaron en la celebración el prior general, Javier Guerra, y los priores provinciales de Nuestra Señora de la Consolación, Alfonso Lorda; de Nuestra Señora de la Candelaria, José David Niño, y de Santa Rita, Franciso Sevolani. Concelebraron los misioneros de Bocas del Toro, religiosos de otras casas de Panamá y otros agustinos recoletos llegados desde Guatemala, Colombia, Costa Rica, República Dominicana y Méjico.

Después de la celebración litúrgica en el salón parroquial se ofreció una comida a los invitados. Al concluir la fiesta monseñor Saldaña se quedó ya en la isla dispuesto a comenzar su trabajo como pastor de estos pueblos y monseñor Ganuza, retornó a Panamá con los religiosos que vinieron a la ordenación.